martes, 17 de agosto de 2010

Illusione


Imaginé el cielo azul.
Creí que la oscuridad de mi corazón podría desaparecer.
Los colores del mundo se veían tan lindos en mi mente.

Pero volví a la realidad y me di cuenta que estoy sola
Que tu solo fuiste una ilusión
Que no existes en realidad
Que no fuiste más que el sueño y el deseo desesperado de mi corazón

Tu imagen se hizo borrosa y poco a poco fui perdiendo aquello que me hizo sentir tan feliz, tan completa.
Ahora todo no es más que un recuerdo.

Ah! Mente cruel, cruel corazón… no hicieron más que hacerme daño, ¡pero como aprendí la lección! O eso es lo que espero.

Un recuerdo… un recuerdo que aún me hace sonreír.

Mi querida ilusión, antes de desaparecer por completo, ¡Jamás dudes de cuanto te amé!
Mi corazón languidece hoy y repara por completo sus heridas
Hoy Ganímedes se cierra al universo nuevamente, para no volver a resquebrajarse en mucho tiempo más.

Mí querida ilusión… Gracias por hacerme soñar.

Es tiempo de despertar.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Lloro

Es tan hermoso el silencio cuando te miro
En otro espacio hubiera sido posible tomar tu mano

Lloro por ti
Lloro cuando el cielo llora por ti
Esta vida no es para mi
Lloro cuando aún tengo alguna esperanza
Lloro cuando no la tengo
Y amo la belleza de un suspiro solitario

Camino por caminos distintos a los tuyos
Tus secretos serán mi esperanza
Una canción de cuna llegará a tus oídos para hacerte dormir
Y sentir la magia llenarme al mirar tus ojos

Lloro por ti
Lloro cuando el cielo llora por ti
Esta vida no es para mi
Lloro cuando aún tengo alguna esperanza
Lloro cuando no la tengo
Y amo la belleza de un suspiro solitario

Ahora puedo ver que no puede ser
Que nunca iba a ocurrir
Aún así me quedaré de pie junto a ti
Para aprender de ti

Lloro por ti
Lloro cuando el cielo llora por ti

Amo la belleza de un beso perdido
Y amo la belleza de un suspiro solitario

Mi vida secreta

Me gusta caminar
Me gusta caminar a mi ritmo, caminar disfrutando el paisaje, la compañía

Me gusta soñar, abrir y cerrar mis ojos

Observar…

Me gusta estar acompañada
Me gusta estar sola

Sé que no me entiendes, pero para mi es tan simple… en mi mundo secreto

En mi vida secreta sonrío ante el verde de los árboles
Pero no pienso que esté mal… ni pienso que este bien
La única verdad es…

Espera, espera un tiempo, encontraré algo para ti, algo que darte de mi. Sigue caminando
Algún día te mostraré mi vida secreta. Lo prometo

La gente me mira extraño, sonríe, vive, muere
Algunos solo ven las cosas blancas o negras
Aprende a ver las cosas de colores, que no existe solo el gris
En mi vida secreta las cosas, te juro, son más simples

Lo común puede ser más extraño de lo que parece

Esto no es más que un sueño, un lindo sueño

domingo, 1 de agosto de 2010

Dulces sueños a los guerreros

El olor a pólvora y muerte inundaba sus pulmones. Olisqueó el aire, pero no percibía lo que buscaba. Comenzó a avanzar lentamente por el lugar, agudizando su vista y teniendo cuidado de no pisar los cuerpos inertes de los hombres que habían perdido sus vidas en la batalla.

Su corazón se llenó de tristeza y preocupación.

Lo había perdido de vista luego de que una certera estocada diera en su costado. El hombre había intentado defenderlo, pero entre la confusión del combate, se separaron.

Ahora solo el silencio y las humaredas llenaban el campo.

Siguió buscando lentamente (puesto que sangraba) removiendo con delicadeza algunos cuerpos para poder ver sus rostros.

¿Dónde estaba su jinete? - se preguntaba una y otra vez.

El viento le trajo un olor conocido. Levantó la cabeza y galopó decidido, encontrándolo unos metros mas allá... moribundo.

La piel ensangrentada del corcel negro brillaba ante algunos rayos escurridizos de aquella solitaria luna que había sido testigo muda de la masacre. Se recostó al costado del hombre y relinchó para hacerse notar. El soldado abrió los ojos y con dificultad levantó su mano para acariciar la nariz de su fiel caballo.

Cuando el día comenzó a aclarar ambos pudieron observarse nítidamente. El hombre sonrió.

Los rayos de sol se posaron sobre sus cuerpos, ya inertes.


El hombre con la sonrisa congelada en su rostro, el caballo con su cabeza apoyada sobre el pecho de su jinete, de su amo, de su amigo.

Dulces sueños a los guerreros