lunes, 31 de mayo de 2010

Zaborav (IV)

Durante el resto del día Mirna no pronunció palabra. Se preocupó de recolectar frutos y cazar algunos animales pequeños. No le gustaba hacer eso, pero suponía que la carne ayudaría al “caído” (como ella lo llamaba en su mente) a recuperarse mejor. Cuando volvió, se sorprendió. El muchacho estaba de pie frente a un árbol. Tocaba las hojas con suavidad y aún con la espalda destruida a ella le pareció hermoso. Se obligó a alejar mil y un ideas y sueños que venían a su mente para depositar junto al fuego el cuerpo de dos liebres. Se mantuvo al margen, mientras el caminaba lentamente explorando su entorno. Mirna comenzó a cocinar un guiso y sin darse cuenta Haos estaba a su lado. Extendió la mano hacia ella sin decir palabra y ella sin preguntar, se la tomó.

Caminaron de la mano y en silencio por el bosque hasta llegar a un acantilado. La luna nueva permitía observar la inmensidad de la bóveda celeste. Bajo sus pies, solo era posible inferir que se encontraba el vacío negro.

- Observa el cielo – Dijo Haos – Me pregunto que tanto imaginas que hay allí arriba – Los ojos del muchacho observaban un punto fijo en el espacio y parecían mas apagados y tristes de lo normal. Apretó con fuerza la mano de la chica y luego de largos minutos suspiró.

Volvieron a lo que podríamos llamar "campamento" y comieron en silencio. Haos agradeció la comida y se quedó mirando el fuego. Siempre solía comer y dormirse de inmediato, pero estavez había algo diferente. Mirna no sabía que era, pero lo notaba.

- Estos árboles son hermosos - Dijo el chico

- Si... muchísimo. Son álamos

Y de esta forma tan inocente comenzaron a hablar. La chica le contó cosas simples de su vida y del lugar que los rodeaba. Le explicó de forma simplificada todo cuanto sabía sobre este mundo. Muchas cosas lo sorprendieron y a veces parecía que Haos estuviera perdido en sus propias ensoñaciones, pero oía en silencio y respetuosamente. Así estuvieron unas cuantas horas.

Esa noche Haos por primera vez, durmió cerca de ella.

Zaborav (III)

Haos no hablaba. Luego de ver a Mirna solo asentía con la cabeza. Ella hablaba en todo momento y ya comenzaba a marearlo, pero no se atrevía a decirle nada, más que mal lo estaba cuidando. Le había dado de beber y de comer. Haos nunca había sentido hambre, ni sed, por lo que estaba muy asustado con estas sensaciones humanas, incluso este miedo era nuevo para el. Todo le llamaba la atención, la luz, las partículas de polvo, los bichos, las aves, el viento, el sol, el dolor y ella.

De pronto oyó algo nuevo… el silencio. Mirna, que no tenía un pelo de tonta, notó el stress en la cara del muchacho, por lo que había dejado de hablar hacía rato, solo que él, ensimismado en las nuevas sensaciones que lo rodeaban, no se había percatado.

- Sé que estas cansado – Dijo ella con suavidad desde una distancia prudente – Pero necesito saber como te sientes y como llegaste hasta aquí. Sé lo que “eres” y por lo mismo me preocupa.

Haos levantó la mirada y ella sintió que se estremecía. Sus ojos negros calaban por completo su ser y se sintió vulnerable e insignificante ante la magnificencia de aquel ser.

- Agradezco tu atención – Dijo con una suave voz elegante – De cierta forma me sorprende el hecho de que lo descubrieras, aunque por otra parte es demasiado lógico saber que es lo que soy o mas bien lo que fui. Lamento no poder resolver todas tus dudas. Me cuesta un poco descifrar como me siento, puesto que muchas sensaciones jamás las había experimentado… supongo que paulatinamente me acostumbraré a esta nueva condición. Apreciaría que por unos días más te mantuvieras aquí y que si no es mucho para ti, puedas orientarme sobre donde me encuentro.

Habló de forma tan ceremoniosa que Mirna no se atrevió a decir palabra. Asintió en silencio y con el dolor de su alma despegó su mirada de la de él.

viernes, 28 de mayo de 2010

Sorpresa

Me sorprendiste.

Tus ojos me miraban con cariño, con verdadero cariño.

Te acercaste seriamente. Tu mano acarició mi mejilla y frenó la salida de una lágrima.

- Claro que te quiero - Dijiste con una suave voz baja

Tomaste mi cara y la acercaste a la tuya. Mi corazón se detuvo. Tu frío aliento penetró mis pulmones y cerré los ojos para disfrutar la sensación. El suave roce de tu mano en mi espalda disparó mis sentidos. Me apretaste firmemente, acercándome a tu cuerpo, a tus labios...


miércoles, 26 de mayo de 2010

Sentir

Todo pasa mas lento cuando estás cerca mio, es como si el tiempo se detuviera para mi corazón.

No debes preocuparte, nunca lo sabrás.
No debes preocuparte, siempre estaré aquí para ti.

Todo brilla cuando estás cerca mio, encegueciéndome por completo.

No debes preocuparte, nunca lo sabrás.
No debes preocuparte, esto es solo para mi.

Todo está bien, todo está bien.

Tus manos ásperas acarician mi espalda, tu rostro se acerca al mio inconscientemente

El aliento de tu boca penetra mis pulmones haciendome sentir viva.

Aunque sean unos minutos, aunque sea solo una noche, aunque para ti no signifique nada, aunque no me veas.

No debes preocuparte, nunca lo sabrás.
No debes preocuparte, esto es solo para mi.

Todo está bien.

En apariencia...

viernes, 21 de mayo de 2010

365 días

El aniversario es un día del año en que se cumplen años de un acontecimiento y este es conmemorado...

Un año... 365 días.

El tiempo que se demora la tierra en dar la vuelta alrededor del sol. Dentro de un año puede nacer un hijo o morir un amigo, podemos comprar una casa, casarnos, divorciarnos, etc. Ser felices o no.

El tiempo transcurre igual, lo importante es lo que hacemos con el.

En el amor no se trata de contar el tiempo, los días, los meses o los años, sino de hacer que la felicidad que se ha conseguido en ese tiempo hable por sí misma.

En un año aprendemos a escuchar los pensamientos, comprender los sueños de los demás y a convivir con los defectos de cada uno.

Lo que conmemoramos en un aniversario, es el inicio de este proceso.

... Muchas felicidades, los amo.

viernes, 14 de mayo de 2010

Lujuria

El bar estaba casi vacío. Marco había bebido unos buenos tragos durante la noche. Ver a Carol herida por el desprecio de Dustin le había calado muy hondo. El chico lo único que deseaba era ver a su oculta amada feliz. Se secó las últimas lágrimas, pagó la cuenta y se levantó de la barra. Tenía que ir al baño antes, así que subió al segundo piso, sorprendiéndose al instante.

Ahí estaba Carol, sentada en un rincón mirando hacia la ventana. Sobre la mesa, innumerables botellas de alcohol y pañuelos desechables. Marco se acercó lentamente a la mesa y la observó. La chica lo miró e hizo un débil intento de sonrisa.

- No... no soporto verla así - Pensó él

Buscó en su bolsillo y sacó su billetera, dejando unos billetes sobre la mesa, miró a la chica y le ofreció la mano. Ella aceptó.

Salieron del lugar tambaleándose y riendo por cualquier estupidez. Caminaron por las calles vacías y él la llevó a su casa.

- Gracias por venir a dejarme Marco... fuiste como un ángel caído del cielo

Él tomó la cara de ella en sus manos y la observó de cerca, mas cerca de lo que nunca había estado de su amiga. Carol disfrutó del contacto y cerró los ojos.

Es posible que las copas de más afectaran a estos dos, pues sin darse cuenta estaban besándose. Marco la abrazó con fuerza y ella se dejó. Abrieron la puerta como pudieron y entraron al living de la casa. Sin separarse llegaron al sofá. Los segundos eran eternos y preciosos, ambos se acariciaban con dulzura, deseo y necesidad... necesidad de sentirse amados.

Los besos de él llenaron cada centímetro del cuerpo de Carol.
Los gemidos de ella llenaron el espacio, cubriendo el silencio y al final... el tiempo se detuvo.

No importaba quienes eran, ni cuanto habían sufrido por sus amores pasados o presentes, este momento les pertenecía solo a ellos dos. Mañana ya verían como se mirarían a la cara o cómo conversarían entre sus amigos sin sentirse comprometidos el uno con el otro.

Después de todo, como dice Scarlett O'Hara... mañana será otro día.

Zaborav (II)

Mirna llevaba ya tres días cuidando a Haos, quien no salía de su sueño. Había curado sus heridas con diversas plantas que se hallaban en los alrededores del claro donde había encontrado al muchacho. Limpió su piel con esponjas y agua de un lago de más allá, lo abrigó con sus ropas y reunió todas las plumas que encontró y las guardó en una bolsa. Eran demasiado hermosas como para dejar que se perdieran por ahí.

En la madrugada del cuarto día, Haos despertó. Se sentía adolorido y muy cansado. Intentó reincorporarse, pero solo logró sentarse en el pasto. Descubrió unas frazadas encima suyo y a lo lejos la silueta de una mujer. De cabellos castaños ondulados, su piel, tan blanca como la de él, casi angelical con el brillo de la luna...

Angelical...

Un recuerdo vino a su mente:

- No puedo creer que un hijo mio haya nacido así - Dijo la mujer indignada
- Pero cálmate, quizás es solo un error...
- ¿Un error? ¡¡Los ángeles no cometemos errores!! ¡¡los humanos si!!

Haos miraba a sus padres lleno de vergüenza. Todos los ángeles del cielo habían llegado para observar el cambio de alas, que transformaba a los aprendices en verdaderos guerreros de Dios. El color que tomaban las alas los asignaban a los que serían sus "trabajos" divinos. Las suyas... negras, negras como el carbón.

- Tú - Dijo la mujer mirando a su hijo con odio - No eres digno de estar aquí, pero tampoco te entregaremos al demonio para que lo ayudes en sus fechorías. Bajarás a la tierra y te quedarás allí de por vida, pues no mereces estar entre los nuestros.

Miró a los presentes, quienes en silencio y lentamente se retiraron del lugar. Todos sabían lo que pasaría ahora. Era una ley, una ley de miles de años, cruel y despiadada a los ojos de algunos, justa para otros. Una vez solos, la mujer se abalanzó sobre el muchacho y una a una comenzó a arrancarle las plumas, sin misericordia.

Haos salió de su ensoñación al ver un bello rostro de brillantes ojos turquesas mirándolo:

- Has despertado... - Dijo Mirna con una sonrisa radiante - Me tenías preocupada - Y era verdad, puesto que bajo sus ojos se formaron unas "bolsas" debido a la angustia y el trasnoche.

No sabía porqué, pero el muchacho se sintió seguro frente a la desconocida.

martes, 11 de mayo de 2010

Orgullo

Se sintió vulnerable y estúpida. Había abierto su corazón y no consiguió nada. El chico la miró y le dijo:

- ¿Y qué? El hecho que estés enamorada de mi es tu problema. Jamás te he dado señales amorosas Carol.

La chica sintió una presión en el pecho y le costó respirar. Dustin la miró de pies a cabeza, observando con detalle su rostro, sus ojos.

- Tienes razón - La chica parpadeó rápidamente para disipar el líquido que cubría sus ojos, alzó aún más la cabeza y sonrió - Que error mas grande he cometido... enamorarme de ti. Una verdadera estupidez ¿verdad? - Carol no esperó la respuesta, se dio media vuelta y se fue del lugar.

Dustin iba a decir algo, pero se lo guardó para si mismo. La vio irse sintiendo pesar en su corazón, pero se retiró también.




Desde las sombras un muchacho observó la escena con una lágrima en su mejilla.

domingo, 9 de mayo de 2010

♫ Descifrar ♫

Como puedo decidir lo que esta bien cuando tu nublas mi mente

No puedo ganar tu batalla perdida todo el tiempo
Como podre nunca tener lo que es mio cuando tu siempre estas tomando partido.
Pero tu no te vas a llevar mi orgullo , no, no esta vez.
No esta vez...

Como hemos llegado aquí
Cuando solia conocerte tan bien
Pero como hemos llegado aqui
Creo que lo se

La verdad se esconde en tus ojos y esta colgando de tu lengua
Empezando a hervir en mi sangre pero tu crees que no puedo ver
la clase de hombre que eres , si es que en realidad eres un hombre.
Bueno , encontrare la forma de saber esto por mi misma.

Estoy gritando que te amo tanto
mis pensamientos no puedes
descifrar.

Has visto lo que hemos hecho
Vamos a hacer unos tontos de nosotros mismos
Has visto lo que hemos hecho
Vamos a hacer unos tontos de nosotros mismos

Hay algo que he visto en ti
Puede que me mate
Quiero que sea verdad.