Hace unos años jamás me habría desvivido por mis "amores" como lo hago hoy. Nunca he sido fiel a la gente, simplemente porque creo que los seres humanos, como raza, somos estúpidos. Aún lo pienso, pero algo cambió.
Cuando Uvod apareció en mi vida rompió los esquemas de lo que podría definir "amistad" e hizo que tuviese que replantearme absolutamente todo. Todo lo que había vivido durante años fue cuestionado por mi mente y con el paso del tiempo aprendí a defender a aquellos que luchaban por mi. Sus dolores pasaron a ser los míos y sus alegrías, la luz de mi día. Luego de un viaje y de darme cuenta de la agonía que sentía sin su presencia, volvió acompañado de Arija y Biser.
¡Ah! Arija... la primera vez que hizo honor al seudónimo que aquí le pongo fue como si hubiese llegado con una llave nueva para mi triste corazón. Internamente he sufrido por su culpa pues cada vez que lo oigo, Ganímedes pareciese que resquebrajara una capa de hielo para mostrar su interior, situación que me aterra. Luego descubriría que Arija también era de cierta forma como Ganímedes. Desde entonces me he propuesto estar a su lado para ver a mi amado Arija feliz. No importa las decisiones que tome... Nunca fue la sombra de una planta mas querida, amable ni suave.
Biser... mi querida Biser. Tan igual a mi y tan distinta. Es increíble como tanta inteligencia, gracia y elegancia pueden estar presentes en una sola persona. Sus palabras en lírica me ayudan a darme cuenta que no soy la única mujer que sufrió, sufre o sufrirá en este planeta. Su letra me muestra su corazón y sus esbozos, su mente. Sus consejos siempre útiles y objetivos, sus apoyos siempre necesarios. Ya nada sería lo mismo sin Biser.
Detrás de Uvod, en las sombras y lentamente se acercaban a mi Jano y Epimetej. No puedo concebir a estos astros separados. Por eso cuando Bios casi hace que uno de ellos se alejara de su órbita para siempre, sentí que Atlas soltaba el firmamento y lo dejaba caer sobre mi. Siempre que parece que ambos fuesen a chocar, bailan y bailan, evitando el impacto. Quizás un día alguno se vaya, quizás no. Jano y Epimetej poco a poco se convirtieron en parte fundamental de mi existencia, llegando a ser fuertes pilares de mi propio ser. Blanco y negro... cada uno a su manera me hace sentir especial, sacando lo mejor de mi alma.
Como si no fuese suficiente Uvod trajo a alguien más a mi vida... Sedna. Apareció de la nada y de la nada se construyó el amor que nos tenemos hoy en día. Sus penas y dolores arraigados actualmente en mi corazón me han ayudado a agradecer lo que tengo. Cada uno de sus vocablos escritos eran como una iluminación a mi mente, que en conjunto con todo lo que me entregaban los demás, hacía que mi vida estuviese completa. Físicamente no está conmigo ahora, pero Ganímedes nuevamente se trizó y le hizo un lugar.
¿Cómo dejamos a los amigos? ¿cómo hacemos para alejarlos de nuestras vidas al momento de darnos cuenta que no queremos hundirlos con nosotros? ¿podríamos seguir realmente adelante sin ellos?
Sí... podemos. Pero la desolación que nos embargaría sería tal, que estaríamos muertos en vida. Nunca me he preguntado si alguno de ellos estaría dispuesto a hundirse conmigo, simplemente porque no lo permitiría. Quiero y anhelo que realicen sus vidas, que sean felices, que tengan lo que merecen, para que al final de mi existencia pueda verlos desde el panteón y sentir que aunque sea una sola cosa en mi vida la hice exactamente como Dios nos pidió que la hiciéramos. Con y por amor.