jueves, 17 de junio de 2010

Corazón

Miré mis manos...

Ahí estaba mi corazón, palpitando lenta y rítmicamente, hasta que tu nombre apareció en mi cabeza. Perdió el control y comenzó a sangrar, manchando toda mi ropa.

Lo miré y sonreí. Hacía tiempo que no pasaba eso.

Te lo ofrecí sin dudar, pero no lo quisiste. Claro, al fin y al cabo ¿quien quiere un corazón en esas condiciones?

Te miré a los ojos y acaricié tu mejilla dejándola sucia.

Tomé lo que me pertenecía y lo guardé nuevamente en su lugar. Recogí mi chaqueta de tu sillón y salí de allí. No estaba triste, al fin y al cabo lo había intentado.

Sonreí nuevamente y di unas cuantas palmaditas a mi pecho.

Se quedaría allí por un buen tiempo más.

Si algún día te arrepientes, pues...

Lo siento por tí.

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